la culpa de no hacer lo que toca
reflexiones

La culpa de no hacer ‘lo que toca’

A veces, no hacer algo nos pesa más que hacerlo. No ir al gimnasio, cancelar un plan o simplemente permitirnos descansar puede venir acompañado de una sensación incómoda: la culpa. Pero, ¿por qué sentimos que estamos fallando cuando, en realidad, estamos escuchando a nuestro cuerpo?

Hoy quiero hablarte de una reflexión personal que seguro que muchas personas comparten. El otro día tenía que ir a mi clase de spinning, como cada martes. Pero me encontraba mal: estornudos, molestias en la garganta, sensación de fatiga. Lo lógico habría sido quedarme en casa sin pensarlo demasiado. Y, sin embargo, ahí estaba yo, debatiéndome entre el sofá y la obligación autoimpuesta de ir. Lo curioso es que, el día anterior, no fui a Zumba porque vino una amiga a casa, y ahí no sentí culpa. Entonces, ¿por qué cuando priorizo mi descanso estando sola me siento mal?

La culpa de no cumplir con lo establecido

Nos han enseñado que la constancia es la clave del éxito, pero no nos han enseñado a diferenciar entre ser constantes y ser rígidos con nosotras mismas. A veces, escuchamos frases como “el que algo quiere, algo le cuesta”, y parece que, si un día fallamos, lo echamos todo a perder. Pero, ¿de verdad un solo día hace que todo nuestro esfuerzo se desvanezca? Claro que no.

En mi caso, esta sensación no solo se da con el gimnasio, sino también en el trabajo. Falta el día en que de verdad no pueda levantarme de la cama, porque si puedo moverme, siento que debo estar ahí, dando el 100%. Como si descansar fuera un lujo y no una necesidad.

El miedo a perder el hábito

Otra de las razones por las que me cuesta darme tregua es el miedo a que una pequeña pausa se convierta en una excusa.

“Hoy no voy porque estoy enferma, pero ¿y si el jueves tampoco voy? ¿Y si la semana que viene me da pereza y empiezo a saltarme clases?”

Es fácil entrar en ese bucle de pensamientos.

Pero aquí está la clave: descansar no significa rendirse. Un día no define una rutina. De hecho, si quiero mantener un hábito a largo plazo, lo primero que tengo que hacer es cuidarme. Si mi cuerpo me está diciendo que hoy no puede, ignorarlo no me va a hacer más fuerte, me va a hacer más propensa a desgastarme.

¿Cómo aprender a permitirme descansar sin culpa?

  • Recordando que la constancia no es rigidez: Ser constante no significa hacerlo siempre, sino hacerlo a menudo.
  • Tratándome con la misma compasión que trataría a una amiga: Si mi mejor amiga me dijera que se encuentra mal y se siente culpable por no ir al gimnasio, ¿qué le diría? Seguramente, que se relaje y descanse. Pues bien, ¿por qué no me aplico el mismo consejo?
  • Entendiendo que parar no es retroceder: A veces, pausar es la mejor manera de seguir avanzando.

En conclusión, aprender a descansar sin sentirme culpable es un trabajo en proceso. Pero cada vez tengo más claro que si quiero estar bien a largo plazo, tengo que permitirme no estar al 100% todos los días. Y si esto te pasa a ti también, quiero que sepas que no estás sola.

Si quieres escuchar más sobre este tema, te invito a darle al play en el último episodio de mi podcast: La culpa de no hacer ‘lo que toca’. Puedes escucharlo aquí.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *