road trip aínsa
en ruta

Road trip en camper por Huesca #1: El inicio de la aventura

Antes de empezar a leer, tienes que saber dos cosas:

La primera es que este road trip se hizo con una furgoneta camperizada y la segunda es que éramos dos personas.

Lo digo porque, si estás interesada en hacer esta ruta, es importante que sepas cómo la hice yo y cuántas personas compartieron un mismo espacio.

Dicho esto, ya podemos empezar.

El road trip empieza en Barcelona, un 21 de agosto.

Antes de salir, como todo buen road trip indica, tuvimos que llevar ropa a la furgo para unos 10 días, llenar la nevera, coger todo lo necesario e importante, echar gasolina, gas, agua, hinchar las ruedas, y limpiar la placa solar que nos abasteció de energía durante toda la ruta, entre muchas otras cosas necesarias de las que ni yo misma soy consciente.

Como ya sabes, el road trip lo hicimos en una camper, así que todo lo que acabo de mencionar era más que necesario.

Nuestra primera parada fue en un área de servicio, donde paramos para comer, justo al lado de Lleida. Todavía nos quedaba una hora y pico para llegar a nuestra primera parada oficial, pero teníamos mucha hambre y paramos por necesidad. Esa fue mi primera vez comiendo en la furgo.

Una hora y pico después llegamos al pueblo de Aínsa, la capital del antiguo condado de Sobrarbe y uno de los pueblos más bonitos de España.

 

aínsa
Todos los derechos reservados®

 

Yo había estado de pequeña con mi familia, pero no me acordaba de nada más que del puente que te hace entrar al pueblo. Cruzamos el puente y lo que nos encontramos fueron cuatro stops cara a cara. Aquello era un lío y un estrés para cualquiera que osara conducir por esas carreteras, así que no sé cómo dimos la vuelta y aparcamos la camper en una calle alejada del centro de Aínsa.

Cuando vas en camper, tienes que tener muy presentes las medidas de la furgoneta, ya que no se puede aparcar en cualquier sitio por el espacio que ocupa, y además, dependiendo de tus intenciones (acampar, pernoctar…), no puedes estacionar donde te dé la gana.

Sin embargo, nosotros solo queríamos aparcar e ir a explorar el pueblo, especialmente el casco antiguo.

Mientras andábamos, vimos la oficina de turismo y ahí nos paramos, cosa que recomiendo encarecidamente, ya que te sugieren sitios y rutas, y te dan información que no necesariamente encontrarás en internet.

La mujer que nos atendió nos dio un mapa y nos señaló todas las zonas que podíamos ver en el casco antiguo. Lo que no nos imaginábamos es que, después de subir unas escaleras súper empinadas, nos encontraríamos con lo que nos encontramos.

Al llegar arriba, nos topamos con un casco antiguo medieval precioso, con fachadas de piedra, calles adoquinadas, tiendecitas monísimas, bares y restaurantes. Su iglesia con su torre y campanario, su plaza y calle mayor, e incluso parte de lo que en su día fue un castillo y lo que queda de la muralla.

Para más inri, también había varios museos que nosotros no visitamos, y vimos una oficina de turismo comarcal a la que no dudamos en entrar. Allí nos dieron más información valiosa para nuestro road trip, como que podíamos aparcar donde quisiéramos (siempre y cuando fuera únicamente aparcar), el estado de algunas carreteras, un pueblo fantasma y lo bonitos que eran algunos pueblos que teníamos incluidos en nuestra ruta.

Nuestro road trip no se ha basado solo en conducir, visitar pueblos y hacer rutas, sino también en crear contenido. El contenido en cuestión podrás verlo aquí. Es un vídeo precioso y, si te gusta el ajedrez, lo disfrutarás un poquito más.

Pero no solo eso. También tuve que comprarme unas gafas de sol en Aínsa porque me dejé las mías en casa y yo, sin gafas de sol, no puedo ir por ahí. Así que te recomiendo que te asegures de llevar las gafas en su funda antes de salir de casa e irte de road trip.

Sorprendidos por la cantidad de gente que había en Aínsa, nos fuimos a cenar a la camper y yo escribí parte de lo que acabas de leer encima de la cama que montamos en su momento.

La temperatura había bajado y estábamos a 24 grados en comparación con los 30 y pico que oscilaban en Barcelona. Ya empezaba a notarse el fresquito de los Pirineos.

Nos fuimos a dormir pensando en lo que nos depararía Aínsa al día siguiente y en los pueblitos que visitaríamos justo después.

La aventura ya había empezado, y no solo la de ir en camper, sino la de compartir espacio y momentos junto a mi pareja, siendo esta la primera vez para ambos en una camper.

 

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *