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Reseña | El secreto de la asistenta de Freida McFadden

Después del éxito de La asistenta, Freida McFadden regresa con una segunda parte que no es exactamente una continuación… pero sí un nuevo capítulo en la vida de Millie. Un thriller psicológico con giros inesperados, personajes turbios y una reflexión incómoda sobre el papel de víctima. Hoy te cuento qué me ha parecido El secreto de la asistenta (sin spoilers) y por qué ya tengo ganas de leer el tercer libro.

¿Vale la pena “El secreto de la asistenta”? Opinión sin spoilers

Cuando terminé La asistenta, la primera parte de esta trilogía de Freida McFadden, me quedé con la sensación de que su final abría la puerta a una continuación directa. Una historia que seguiría por donde la dejamos, con los mismos personajes y conflictos. Pero no. El secreto de la asistenta no es una continuación al uso. Es más bien un nuevo caso en la vida de Millie, nuestra protagonista, que ha construido un nombre (y una reputación) como alguien capaz de ayudar a mujeres atrapadas en relaciones abusivas. Ese pequeño hilo sí conecta ambas novelas, pero por lo demás, podríamos leerlas incluso de forma independiente.

Esta segunda entrega nos presenta a una Millie distinta. Vive sola en un minúsculo apartamento del Bronx, tiene una pareja estable (Brock, un abogado que parece tan perfecto como intenso) y se esfuerza por mantener una vida tranquila, lejos de su pasado. Un pasado que no ha compartido con nadie, ni siquiera con Brock: Millie pasó diez años en prisión por haber matado a un chico. Una historia que el lector conoce de la primera parte, pero que aquí no se reexplora, simplemente pesa. Está ahí, presente, condicionando cada decisión que Millie toma.

Lo interesante de esta segunda parte es que, a pesar de que Brock parece querer construir un futuro juntos (vivir juntos, presentarle a sus padres…), Millie no termina de comprometerse con él. No porque no quiera, sino porque está inmersa en una nueva historia: la familia Garrick.

Douglas y Wendy Garrick viven en un ático de lujo en el Upper West Side. Él contrata a Millie como asistenta para limpiar y cocinar. Pero desde el primer momento hay algo que chirría. Wendy, la esposa, no aparece. Douglas asegura que está muy enferma y que necesita descansar encerrada en su habitación. Insiste en que Millie no intente hablar con ella. Pero, como ya imaginamos desde el principio, Millie no puede ignorar las señales.

Desde ese punto, la historia se convierte en un thriller psicológico donde nada es lo que parece. McFadden juega con el lector de forma constante: lo que creemos que está pasando nunca es realmente lo que está pasando. Y ese es uno de los puntos fuertes del libro. Nos hace desconfiar, nos mete en la piel de Millie, que sospecha pero no tiene pruebas, que actúa impulsada por su instinto, pero que también arrastra su propio trauma.

Uno de los giros más llamativos de la novela (sin entrar en detalles) es cómo se nos rompe la narrativa típica del maltratador y la víctima. Porque El secreto de la asistenta se atreve a poner sobre la mesa un tema incómodo: que no todas las mujeres son víctimas. Que también hay mujeres capaces de manipular, mentir y hacer cualquier cosa —literalmente— por dinero o por poder. Y eso, aunque incomode, se agradece. Porque aporta una mirada distinta a un tema muy tratado en la ficción.

Además, me pareció interesante la inclusión de Enzo, un personaje que reaparece después de su breve participación en el primer libro. Aunque el lector quizás no lo esperaba, se convierte en un personaje clave hacia el final. También se agradece que Millie tenga su propio arco romántico fuera de Brock, uno que parece más genuino y con el que sí se atreve a dar pasos importantes.

En lo personal, El secreto de la asistenta me ha gustado mucho, aunque no tanto como La asistenta. Creo que el primer libro tenía un ritmo más adictivo y una premisa más sorprendente. Pero esta segunda parte tiene su valor por la forma en la que desmonta estereotipos, por los giros inesperados y porque, al final, Millie es un personaje que engancha. Tiene una oscuridad que la hace humana, decisiones que nos hacen dudar de ella, pero también una fuerza que hace que queramos seguirla allá donde vaya.

Y sí, al final estamos ante una trilogía. Hay una tercera parte y, después de leer esta, tengo muchísimas ganas de saber cómo va a cerrar todo. En el primer libro tuvimos el clásico escenario de mujer maltratada y hombre controlador. En este segundo, se le da la vuelta: la víctima no es tan víctima y la historia toma un rumbo mucho más oscuro. Así que… ¿qué nos espera en el tercero? Sea lo que sea, yo ya estoy deseando leerlo.

¿Ya lo has leído? ¿Te gustó más que el primero o menos?

Si te apetece, te leo en comentarios o en Instagram (@elcafedelascinco).

Y si todavía no conoces esta trilogía… igual te apetece echarle un ojo al primer libro: La asistenta.

Aviso: es adictivo.

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