

Mi viaje a Tailandia | Ayutthaya #2
Lo primero que recuerdo al despertarme el 12 de agosto en Ayutthaya, Tailandia, es en el calor que pasamos aquella noche por no poner el aire acondicionado en la habitación.
El 12 de agosto por la mañana, después de desayunar en el hotel, un tuk-tuk vino a buscarnos para llevarnos de ruta por Ayutthaya.
Nuestra primera parada fue el templo Wat Yai Chai Mongkhon.


Las tres recordamos las escaleras que tuvimos que subir para ver básicamente un pozo donde la gente tiraba dinero. No pudimos ni acercarnos a verlo bien de la cantidad de gente que había, ni del calor que hacía allí arriba.
Bajamos y dimos una vuelta por el templo, muriéndonos, literalmente, de calor, y antes de salir vimos al Buddha reclinado.


Nuestro tuk-tukero nos esperaba en el vehículo y nos llevó al Mercado Flotante de Ayutthaya.


Tuvimos que pagar, si no recuerdo mal, una cantidad considerable de dinero por ser turistas. Encima, el hombre de la taquilla nos metía prisa por pagar, mientras veíamos a otras personas entrar sin dar ni un duro…
En fin, sigamos.
Para ver el mercado había que subirse a una barca (ya íbamos mal en mi caso) y antes de subir, y sin avisar, te hacían una foto para que luego la pudieras comprar. Imaginaos nuestras caras en esas fotos.
Cabe destacar que ya llevábamos cuatro días (casi) con la misma ropa e íbamos deseosas de comprar algo nuevo y diferente. No hubo manera (casi) en todo el viaje de comprar ropa decente.
Consejo: Llevaos ropa suficiente para poneros. Sí, hacer la colada allí no es caro, pero si tienes que lavar toda la ropa de golpe (como nosotras) te quedas sin o con ropa que está menos sucia (pero va acabar sucia igual en el algún momento). NO es tan fácil encontrar ropa «occidental» a menos que vayas a Zara y te cuesta un ojo de la cara.
Cuando salimos del mercado flotante fuimos en busca de nuestro tuk-tukero y nos dirigimos a otro templo, el Wat Thammikarat.


En el Wat Thammikarat no tuvimos que taparnos. La mujer de la entrada nos vio y nos dejó pasar. Se lo agradeceremos siempre. Lo destacable de este templo es que había gallos decorativos por todos lados, un banco para sentarse en medio de una de las construcciones delante del Buddha y al salir del templo, te daban algo de comer y beber (que no comimos ni bebimos).
Wihan Phra Mongkhon Bopit fue el último templo que vimos en Ayutthaya.


Y fue el último porque ya no podíamos ver más templos (para ser sincera, llega un punto en que aburre y todos son iguales).
Salimos del Wihan Phra Mongkhon Bopit casi corriendo. No había mucho que ver (o yo no lo recuerdo) y teníamos hambre.
El tuk-tukero se sorprendió al vernos tan pronto de vuelta, pero le dijimos que nos llevara a algún sitio bueno para comer.
No sabemos dónde nos llevó, pero el restaurante estaba al lado de un río. Comimos lo de siempre, Pad Thai (y patatas fritas) y le pedimos que nos llevara de vuelta al hotel. Eran las cinco de la tarde, creo recordar, y ya no podíamos más ni de templos ni de tuk-tuk ni de calor.
La tarde la pasamos en el hotel organizando nuestra tercera parada del viaje, tomando algo en la recepción y preparándonos mentalmente para la noche que se nos venía encima.
A las nueve vino a buscarnos el mismo tuk-tukero que nos había llevado de ruta por Ayutthaya aquel día (habíamos quedado con él en que vendría a recogernos) para llevarnos a la estación de buses.


Sí, íbamos a pasar la noche en un bus, cruzando casi todo el país, para llegar a nuestro próximo destino.
… Próximamente 13 de agosto en Tailandia …
Dato 1: Puede parecer una locura incómoda dormir en un bus para llegar a otra ciudad, pero es de lo mejor que hicimos en aquel viaje. Nosotras compramos los billetes de, digamos, primera clase para dormir en asientos más cómodos y nos valió mucho la pena. Además, lo recomendamos porque al hacer el viaje de noche no pierdes ningún día en viajar.
Pregunta: ¿Por qué Ayutthaya y no Sukhothai?
Respuesta: Por falta de días tuvimos que escoger uno de los dos. Decidimos Ayutthaya por opiniones de gente que conocíamos y porque en un blog leímos que era más guay Ayutthaya. En la estación de buses había una pareja que se iba a Sukhothai aquella misma noche, y dio la casualidad que nos la encontramos en nuestra tercera parada del viaje. Ellos nos dijeron que Sukhothai les había gustado mucho, así que para gustos los colores.
Opinión personal: A mi, personalmente, Ayutthaya se me hizo pesado y repetitivo. Es una ciudad para ir un día de visita, ver lo necesario y fuera. Si no la hubiera visitado tampoco me hubiera pasado nada.
Entradas anteriores:
Mi viaje a Tailandia – Bangkok 1
Mi viaje a Tailandia – Bangkok 2
Mi viaje a Tailandia – Ayutthaya 1
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