Mi viaje a Jordania #5
21 de julio de 2022
Aquella mañana desayunamos, volvimos a hacer las maletas y nos encaminamos, con la minivan, hasta el desierto de Wadi Rum (Jordania).
Wadi Rum es conocido porque ahí se han grabado escenas de películas como Aladín o Star Wars y la verdad es que el paisaje es impresionante, ya que es un desierto de arena, pero también es rocoso.
Antes de adentrarnos con los jeeps al desierto y llegar hasta nuestro campamento dónde íbamos a pasar la noche, hicimos una parada técnica para comprar comida y comimos en un campamento que tenían las personas que iban a llevarnos por el desierto justo antes de entrar a éste, porque sí, hay una valla que separa, podríamos decir, la civilización normal con sus carreteras y casas y eso… y el desierto.
Ese día comimos lo típico, maqluba (arroz con pollo) y además teníamos también yogurt.
No sé en qué momento se me ocurrió probar el yogurt, siendo yo una persona que no toma leche animal desde que fui vegetariana hace ya unos años (a pesar de no serlo ya), pero lo hice y justo después de comérmelo todo fue bien.
Nos montamos en los jeeps y empezó la aventura.
¡Vaya que si empezó!
Fue empezar a notar el traqueteo de los jeeps, los socavones y saltitos que pegaba aquel cacharro de cuatro ruedas que empecé a sudar, a marearme, y a tener unos retortijones horribles. Quería morirme. Eran las tres de la tarde aproximadamente y hasta las seis no llegábamos al campamento. Yo no iba a aguantar tantas horas sin evacuar (me encanta llamarlo así), porque mi cuerpo me lo estaba pidiendo a gritos.
Llegados a ese punto, las personas con las que coincidí en este viaje ya eran como mi familia y la confianza que teníamos no era ni medio normal para lo poco que nos conocíamos, y eso es algo que siempre recuerdo y comento sobre este viaje.
La primera parada que hicimos fue para ver una duna y aquí me pareció que podía aguantar, ya que mientras respiraba profundamente me bajé del jeep para hacerme una fotico con la duna.
Canté victoria por dentro durante unos minutos pensando que me habría librado del malestar, pero fue volver a subir al jeep y ponernos en marcha que el malestar, los sudores, los mareos y todo volvió a mí.
Les comenté a mis compis de jeep lo que me estaba pasando y en cuanto paramos para hacer la actividad de la alfombra, tuve que irme corriendo a evacuar.
¿Qué dónde fui? No sé, por ahí, en medio del desierto al lado de una pared de roca, porque claro, allí ya no había lavabos ni policleans ni nada parecido.
¡Estábamos en medio del desierto, literal, y yo cagánd*** encima por haberme comido un yogurt.
Lo mejor de todo es que una de mis amiguis del viaje me acompañó y todo (cosa que no había hecho nunca) y por suerte, íbamos todos bastante preparados. Si uno llevaba toallitas, la otra llevaba fortasec (esa era yo y ¡MENOS MAL!) y así, a lxs que nos cogió el malestar ese día (porque no fui la única, no os penséis) pudimos sobrevivir.
Creo que no había tenido que evacuar tanto en tan poco tiempo en mi vida, y menos aún, en pleno desierto.
Cuando me tomé mi fortasec y empecé a tomarme el suero (porque yo iba muy bien preparada gracias al viaje a Tailandia de 2019) mínimamente me recuperé (o eso pensaba), pero pude hacer la actividad de la alfombra.
Os cuento.
Ponen una cuerda atada a unas alfombras y al jeep y se ponen a dar vueltas por el desierto, y parece que seas Aladín en su alfombra.
Yo me dejé el chichi ahí, porque me di con una piedra… Todo iba de maravilla, vamos (notése la ironía).
Ahí me di cuenta que no estoy hecha para vivir en el desierto xD.
Después fuimos a otro punto importante en Wadi Rum, al que unos cuantos decidimos no subir, pero era como una roca que hacía como un puente por arriba y un arco debajo. Os dejo foto para que lo veáis.
También nos dejaban hacer una excursión voluntaria, por la que pasabas por un cañón y travesabas una parte del desierto.
En mi estado, decidí hacer la excursión en el jeep y junto con dos personas más que hacían el viaje conmigo, nos fuimos al final de la excursión a esperar al resto y nos pusimos a hablar con el chico que nos hacía de guía por el desierto.
Era muy majo y le preguntamos de todo un poco sobre su vida, su cultura… Ahora mismo no recuerdo cosas impactantes que nos dijo, si no os las compartiría.
Al llegar al campamento, nos distribuimos las haimas, que son como tiendas de campaña, pero más monas y no podía creerme dónde estaba. Aquello era impresionante, precioso y estaba viviéndolo por y para mí.
Dejamos las cosas en nuestras haimas y subimos a una roca enorme a ver la puesta de sol.
No me cansaré nunca de decir que el sol de Jordania es el sol más gigante que he visto en mi vida.
No lo olvidaré nunca.
Después nos duchamos para sacarnos la arena del día y el agua estaba ahí ahí… Al día siguiente nos enteramos que no tenían agua caliente, que el agua se calentaba con la luz solar. Algunas tuvimos suerte ese día, pero otras no tanto…
Durante la cena nos enseñaron como la preparaban, ya que la cocinaban bajo la arena e hicieron como una demostración y todo, y todos nosotros, como buenos turistas, mirábamos, grabábamos y alucinábamos.
Luego ya nos dieron de cenar, pero no me atreví a comer muchas de las cosas que nos dieron por si me sentaban mal.
Recordemos que yo llevaba todo el día evacuando, a excepción de algunos momentos y gracias a mi fortasec y mi suero estaba sobreviviendo.
Cuando acabó la cena, nos hicieron un baile y estuvimos bailando (yo no mucho, porque no tenía el chichi pa’ farolillos) un rato. Después salimos fuera y empezó la fiesta. Encendieron una hoguera y nos dieron shishas.
Mi grupo empezó a beber, pero yo no me atreví a beber alcohol esa noche, así que me dispuse a beber suero sin problema.
Estuvimos jugando a diferentes juegos, fumando shisha, escuchando música y viendo el cielo estrellado.
La verdad es que tengo un muy vago recuerdo del cielo de aquella noche, y no sé porqué.
Sin embargo, sí recuerdo ver la osa mayor y todas estas constelaciones famosas.
Me pareció espectacular en su momento, pero me gustaría poder cerrar los ojos y visualizar más nítidamente aquel cielo estrellado y no lo consigo.
La noche en el desierto fue muy especial, muy divertida, muy mágica, muy fiestera (estuvimos hasta las 4 de la mañana bailando) y lo que pasó allí se va a quedar allí #sorrynotsorry.
Me arrepiento, un poco, de no haber dormido en la arena porque era la típica experiencia que haces una vez en la vida, por así decirlo, pero también es verdad que el cuerpo me (nos) pedía descanso como Dios manda, en una cama y así fue.
Continuará…