Mi experiencia con el vegetarianismo #5
Es rarísimo para mí estar escribiendo esto hoy, en 2021, cuando pensé que esta experiencia de mi vida había tenido su punto y final hace unos años, pero la vida me demuestra que no.
Vuelvo a aparecer en esta sección, hablando de mi vegetarianismo, para contaros las últimas novedades al respecto.
Como habrás leído o leíste en la parte 3 de esta experiencia, volví a comer.
Es verdad, volví a comer carne y dejé de hacerlo tiempo después. Estuve muuuucho tiempo sin comer carne desde entonces, hasta ahora.
Ahora sí que vuelvo a comer carne, de verdad, y vuelve a ser por un tema de salud.
Yo peso muy poco, poquísimo. Además, tengo un metabolismo súper rápido. En conclusión, me adelgazo muy rápido y cojo peso muy poco a poco.
Mi ritmo de vida, a veces, no me permite engordar, por el motivo que sea, y cuando mi cuerpo peta, porque lo ha hecho, tiene que venir a buscarme la ambulancia a casa.
Decidí volver a comer carne, porque no me sentía nada a gusto con la dieta ovolacto vegetariana y pescetariana que estaba llevando. No me sentía acorde, sentía que comía fatal y además me estaba adelgazando muchísimo.
¿Significa esto que me importan una mierda los animales?
No.
¿Significa esto que soy peor persona por comer carne?
No.
¿Significa esto que me estoy priorizando?
Sí.
Y eso haré (o intentaré hacer), siempre.
Hace muy poco que he vuelto a comer carne, digamos, como antes y todavía no puedo decir que haya notado ningún cambio en mi peso.
Actualmente estamos en 2022 y acabaré esta entrada y esta sección (espero y deseo) hoy aquí.
Sigo sin notar cambios en mi peso, coma o no coma carne. Es cierto que ahora al comer de todo, cosa muy positiva que me llevo de haber sido vegetariana, sí que tengo muchísima más variedad dónde escoger y puedo comer muchas más cosas que antes y eso hace que, a veces, cuando mi cuerpo quiere, coja peso.
Aun así, son muchas cosas positivas las que me llevo de haber sido vegetariana (comiendo huevos, queso y derivados), entre ellas ahora me gustan casi absolutamente todas las verduras (la fruta es una caso aparte porque no me gusta casi ninguna, aunque sí como), pero esto ya es un gran logro.
La parte ética del vegetarianismo sigo conservándola. No hace falta no comer animales para ser consciente de todo lo que eso conlleva. Las personas que juzgan a otras por comer animales no sé que se creen. Nadie es mejor o peor persona por comer o no comer carne. Nadie sabe el historial de salud del otro y quizá, por motivos x, hay personas que aunque les gustaría no pueden dejar de comer carne.
Si luchamos por el respeto, luchemos por el respeto de todos los animales (incluidos nosotros, aunque la raza humana sea la peor de todas).
Yo, ahora, estoy yendo a una nueva nutricionista y evalúa el cuerpo de una manera diferente a cómo estoy yo acostumbrada. Esta nutricionista, por ejemplo, no me invita a comer tantas verduras (porque entonces me adelgazo y yo quiero conseguir todo lo contrario), me deja comer todo lo que quiero y más, teniendo en cuenta la base de cualquier plato… Como os decía nadie sabe el historial de salud del otro…
Recordemos que yo fui vegetariana y empecé el proceso con una nutricionista. Aquellas dos primeras semanas me adegalcé mucho, tanto que la nutricionista no se lo creía, y recuerdo seguir el menú a rajatabla (a eso nadie me gana). Desde entonces y desde antes (todo hay que decirlo) me ha sido difícil aumentar de peso y es una lucha constante.
Una lucha para estar y sentirme mejor de lo que me siento ahora, conmigo misma.
¿Lo conseguiré?
Claro que sí, pero estoy 99% segura que será un camino largo.
Un camino que pensándolo bien sí que quiero seguir compartiendo, así que no voy a ponerle punto y final a esta serie, sino que le cambiaré el nombre a partir de ahora.
Me despido de «mi experiencia con el lacto vegetarianismo», para dar paso a la continuación de esta serie, que todavía no tiene nombre, pero que más pronto que tarde lo descubriréis.
¡Nos leemos pronto!
xoxo
Irene