montaña bermeja
en ruta

#4 Lanzarote: Volcanes, Playas y una Vida sin Prisa

montaña bermeja
Todos los derechos reservados

 

Antes de viajar a Lanzarote, tienes que tener presente lo siguiente, y no lo digo a modo de crítica destructiva hacia ellos, sino porque es una realidad que verás en cuanto llegues a la isla (y no pasa nada, solo que tienes que ser consciente de ello).

 

 

Allí tienen otro ritmo de vida. Mucho más tranquilo, más lento… van con parsimonia, para que nos entendamos. Como te dije el día anterior, el cuarto día en la isla significaba coche de alquiler.

Pues bien, me lo dieron casi una hora tarde porque me vinieron a buscar 20 minutos después de lo acordado al hotel para poder ir a la oficina, y eso que habíamos quedado a las 9 a.m.

Intenté no ponerme nerviosa porque mi ritmo de vida es completamente diferente (a pesar de que yo también soy muy tardona, no lo voy a negar), y pensé que estaba de vacaciones, y no pasaba nada por tener el coche unos minutos antes o después.

En la práctica, en realidad, no me afectó mucho, pero sí es cierto que, si hubiera salido a la hora, habría podido estar más rato en mi última parada de aquel día.

La primera parada fueron las Salinas y la playa de Janubio.

Tengo que decir que las salinas las vi de lejos, desde el coche, porque no vi ningún sitio para parar (excepto el restaurante), y la playa la vi a lo lejos, solo porque pude aparcar en un descampado; si no, quizá tampoco lo habría logrado.

Podríamos decir que ese descampado es el final de la carretera, ya que está cortada y no puedes seguir adelante.

Después me fui a la Montaña Bermeja, que está súper cerca de la primera parada. Montaña Bermeja es un volcán de color rojizo, y delante de este (cruzando la carretera), hay un mini lago (en el que no se recomienda bañarse). Si andas un poquito cuesta arriba, al otro lado verás la playa, donde sí te puedes bañar, aunque es océano, el agua está bastante fría y el oleaje y las rocas no invitan mucho a hacerlo.

Mi tercera parada fueron Los Hervideros, que está al lado de Montaña Bermeja (en coche, claro). Los Hervideros son unos acantilados al suroeste de la isla, donde, si pillas el mar embravecido, puedes ver cómo rompen las olas y el agua sale de entre las rocas. Yo no lo vi así, pero lo que vi ya fue muy bonito, y me gustó mucho. Además, ahí se grabó la serie Bienvenidos a Edén (que me acabo de enterar que la han cancelado).

Finalmente, y quedándome por el sur de la isla, decidí ir a ver la mejor playa de Lanzarote, según dicen: la playa de Papagayo. Solo puedes acceder en coche (los de alquiler también, a menos que te dijesen lo contrario).

Papagayo, en Playa Blanca, se encuentra en un entorno natural protegido, y para entrar tienes que pagar 3€. La cosa es que Papagayo no es solo una playa, sino un conjunto de calitas, cada una con su nombre, pero la más famosa es la de Papagayo.

Hay mucho sitio para aparcar y tienes que andar un poquito para llegar a las calitas. Si vas con personas mayores o con movilidad reducida, puede ser un poco difícil, ya que el camino es de tierra, cuesta arriba y no hay ni una pizca de sombra.

Hay un chiringuito que parecía estar bastante bien, justo encima de Papagayo, y un poquito más lejos de las otras calitas, pero no tan lejos como leí en otros blogs. Literalmente está subiendo las escaleras que llevan a la calita.

Algo que me llamó la atención es que había muchísimos peces nada más entrar al mar, y vi a muchas personas haciendo snorkel, seguramente porque se deben ver muchas especies entre las rocas.

Yo, como ya deberías saber si has leído mis viajes a Tailandia y Jordania, soy cero fan de hacer snorkel, o lo hago a mi manera, así que era muy poco probable que hiciera snorkel en Lanzarote xD.

Una cosa que recomiendo es llevar escarpines o sandalias de río, ya que en las playas de allí suele haber muchas piedras e incluso rocas, así que no te sobrarán en la maleta, te lo aseguro.

Como te decía al principio, si me hubieran dado el coche a la hora acordada, podría haber estado más rato en Papagayo.

Se me hicieron las doce y pico, el sol estaba en su punto más álgido, no llevaba sombrilla y la arena empezaba a molestarme, para qué nos vamos a engañar.

Además, tenía pensión completa en el hotel y quería llegar para comer, así que recogí mis cosas, bebí agua (te recomiendo que lleves una botella que mantenga el agua bien fresquita), cogí el coche y me fui directa al hotel.

Por la tarde, a pesar de tener coche, decidí quedarme en el hotel porque había que tener presente que estaba de vacaciones y también merecía descansar.

Además, aproveché para comprarme los billetes de ferry que me llevarían a mi próxima parada…

¡Continuará!

 

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *