Mi experiencia bendiciendo mi útero
El viernes pasado asistí por primera vez a una bendición de útero.
¿Una bendición de útero?
¿Y eso qué es? ¿Cómo se hace? No sabía que se bendecía el útero. ¿Y por qué no la vagina? etc
Este tipo de preguntas y afirmaciones, entre risas, son las que me han hecho algunas mujeres de mi alrededor.
Personalmente, no tenía ni idea que el útero pudiera bendecirse, no sabía tampoco cómo se llevaba a cabo, ni en qué consistía exactamente, pero por cosas de la vida y por gente que ésta pone en mi camino, tuve la oportunidad de ir y no me lo pensé demasiado.
Estoy en proceso de dejar la pastilla anticonceptiva y un día antes, una de mis amigas me comentó de hacer algo relacionado con el empoderamiento femenino para ello. Un día después, mi compañera de piso me propone la bendición del útero.
¿Casualidad? NO LO CREO.
Sé que parece de locos, algo que solo las brujas son capaces de hacer y que hacer algo así no es muy normal ni está muy bien visto en la sociedad en la que vivimos.
No es normal porque quién lo hace, no lo dice. No está muy bien visto por toda la tradición religiosa que nos rodea y porque aquello que vaya más allá de lo físico, la religión y Dios les da miedo a algunos.
Creo que conocernos en todos los niveles existidos y por haber es fundamental para el ser humano y la consciencia de éste y yo estoy en un proceso en el que quiero y necesito saber quién y qué soy, más allá de saber qué me llamo Irene, que tengo 25 años, que nací en Barcelona en el 92 y que soy mujer.
Detrás del hecho de ser mujer, hay mucho escondido, mucha magia y muchas otras cosas que nos han sido ocultadas desde hace siglos, pero bueno, eso sería otro tema.
Yo he venido a hablar de lo que pasó y lo que sentí durante mi primera bendición de útero. Al final, os dejaré toda la información de dónde fui por si os acaba interesando.
MI EXPERIENCIA
No sabía lo que esperarme. Sabía que iba a ser todo espiritual, que la bendición de útero no significaba tocarse ni masturbarse delante de unas cuantas mujeres más, pero no sabía cómo iba a ser aquello, sinceramente.
Cristina, la mujer encargada de la bendición, abrió la puerta y cuando habló ya pude sentir su energía. Antes de entrar en la sala, nos dijo que teníamos que pulverizarnos con una esencia (que no recuerdo cual es) en la cabeza y en el corazón, descalzarnos al entrar y abrazar a cada mujer que había asistido a la bendición, ella incluida.
El lugar tenía una energía muy particular y yo estaba como muy excited. Seguía sin saber qué esperar de todo aquello.
Me senté en una esterilla, dejé mis dos cuencos: uno con una vela y otro lleno de agua, mis collares y mis cristales para alinear los chacras en el “altar” improvisado que había alrededor de todas las esterillas y que todas las mujeres que estábamos en esa sala, rodeábamos.
La bendición iba a ser una meditación guiada. Meditar es super complicado y pensé que no iba a ser capaz ni iba a notar todos esos efectos que Cristina estaba diciendo: pinchazos, presión, calambres en el útero, sueño… De todas maneras, la energía y el poder femenino que había en esa sala era indescriptible.
La bendición empezó por conocernos, por saber quién teníamos a nuestro lado y qué habíamos venido a sanar. Cogidas de la mano, cada una dijo su nombre, lo que quería sanar y al acabar le dábamos un beso en la mejilla a la de nuestra izquierda para que ella continuara.
Toda la bendición junto con el ritual de luna llena que también hicimos, duró dos horas y media para que os hagáis una idea.
La meditación empezó. Teníamos que visualizar nuestro útero y todo lo que se nos iba diciendo. Cristina durante ésta nos bendijo, una por una. Cuando hablo de bendición, no hablo de una bendición religiosa. Es una bendición espiritual, con energía. No hay dioses ni religiones de por medio.
Durante la meditación me dolía la espalda, debido a la escoliosis, y el estómago (posiblemente por los dos bocadillos de nocilla que no debería haberme comido), pero al hacia el final, empecé a sentir una presión en el útero y al acabar el dolor de estómago se convirtió en una especie de dolor de ovarios y pinchazos, como cuando sabes que te va a venir la regla.
Lo más bonito para mi, más energético y poderoso de todo fue el final. Durante toda la bendición y ritual tuve ganas de llorar y de hecho los ojos se me llenaba de lágrimas, pero la catarsis nunca llegaba. La razón es que intentaba controlarme (algo que no debemos hacer jamás. Si tienes ganas de llorar, llora), pero todo llega y finalmente llegó.
Al final, todas las mujeres hicimos un círculo alrededor del altar improvisado, cogiéndonos por la cintura. Cada una, empezó a decir palabras sueltas, palabras que se le venían a la cabeza…
Creo que no había sentido lo que en aquel momento sentí, desde hacía mucho tiempo. Tanta mujer, poderosa, fuerte y unida en aquel lugar fue demasiado. Y exploté. Y lloré. De emoción. De lo bonito que es ser mujer, de ser consciente de ello (o estar en proceso), del poder que tenemos y del que no somos 100% conscientes. Fue maravilloso e increíble. Y hay que vivirlo para saber de lo que hablo, de verdad.
Al acabar, fui a hablar con Cristina sobre los dolores y me dijo que era normal, que quizá a raíz de la bendición, mi útero tenía cosas que sanar y lo manifestaba de esa manera. También me comentó que después de todo a muchas mujeres les viene la regla, aunque no les toque, que necesitan dormir tres días seguidos porque se sienten muy cansadas y otras tienen una creatividad pa’ fliparlo.
Al día siguiente, me sentía bastante cansada, tuve dolor de cabeza y no me apetecía nada salir a la calle. Mi compañera de piso (con la que fui) se sentía super sensible, muy mujer y necesitaba como retirarse del mundo.
Por lo que yo he intuido y he experimentado la bendición de útero afecta a cada mujer de una manera diferente, posiblemente según lo que tengamos que sanar y/o queramos sanar y eso es MÁGICO.
Mi primera bendición la hice con Cristina Cerezo. Os dejo aquí su Facebook Page por si os interesa. Hace muchísimos talleres para la mujer, no únicamente sobre la bendición de útero.
Todos pasamos por fases, por épocas, por ciclos… y la MUJER más que nadie.
Somos cíclicas y no somos ni conscientes de ello. Ni siquiera sabemos qué significa ser cíclica ni el poder que eso nos da por el simple hecho de ser MUJER.
Ser MUJER y ser consciente de ello al 100% es algo mágico, pero también es algo que nos quitaron hace mucho tiempo atrás.
De todas maneras, nunca es tarde para volver a la carga y recuperar lo que en su momento nos arrebataron.
No hablo de feminismo ni de ser feminista.
Hablo de conciencia y empoderamiento femenino. Hablo de tener claro que, lo queramos o no, el HOMBRE y la MUJER son seres completamente diferentes.
Hablo de que esto no quiere decir que tengamos que luchar para ver quién puede más y quién menos, ni que el hombre sea superior a la mujer o viceversa.
Hablo de SER y VIVIR al 100% lo que somos y para lo que hemos sido creados.
Por muy loco que parezca, ayer rodeada de todas esas MUJERES bendije mi útero por primera vez. Y lo digo abiertamente, porque ya va siendo hora de acabar con todos esos tabúes y secretismos inútiles que nos rodean.
Sí, bendije mi útero, ¿y qué? Es algo que jamás pensé que haría, ya que desconocía por completo que se pudiera bendecir el útero, y es algo que he acabado haciendo por cosas de la vida y por personas que la vida ha puesto en mi camino…
El útero es el punto de origen de la energía femenina y bendecirlo (no a modo religioso, sino espiritual, no confundamos términos) hace que sanemos todo lo que tenemos que sanar y reconectemos con nuestra energía femenina (que no es poca), mientras aprendemos a conocernos durante el proceso.
En el útero se hace la vida y se ve que la energía de éste está ligada a todo nuestro linaje femenino (básicamente por cuestiones genéticas). Esto quiere decir que en el momento en el que yo bendigo mi útero, estoy bendiciendo también el de mi madre, mi abuela, la abuela de mi madre y así sucesivamente. Estamos unidas para siempre, porque de una ha sido creada la otra.
Es muy fuerte (tanto física como espiritualmente), y estoy segura que es difícil de creer, pero al igual que existen las religiones y sus respectivos dioses y la gente cree en ello, siendo eso totalmente respetable, también existen otros tipos de creencias espirituales ligadas a nuestros ancestros y a la sabiduría ancestral, totalmente respetable también, que nos han sido ocultadas desde hace siglos y que ya va siendo hora que vuelvan a salir a la luz.
Entre nosotras nos empoderamos, que nos quede claro.
Irene (2018)