MUSICALES,  RESEÑAS

Dirty Dancing The Musical | London

 

NOBODY PUTS BABY IN A CORNER

 

30 dosis de Dirty Dancing en Londres son las que nos ofreció el Phoenix Theatre (en Charing Cross Road, cerca de la estación de metro Tottenham Court Road) en diciembre del 2016.

La obra escrita por Eleanor Bergstein, dirigida por Federico Bellone y producida por Magic Hour Productions y Lionsgate prometía mucho después del tour que hizo por Reino Unido en 2014, y así fue.

Dirty Dancing, por aquel entonces, volvió para quedarse hasta septiembre de 2017 en todo el país. Desconozco si hay nuevas fechas en el Reino Unido. Lo que sí sé es que el musical vuelve a Madrid del 21 de diciembre de 2019 al 22 de marzo de 2020. Puedes comprar aquí las entradas.

No pierdas la oportunidad de ver el musical que te hará recordar una historia que nos marcó a todos. 

Dirty Dancing es un musical que te transportará al verano de 1963 en el que Baby y su familia deciden veranear en un resort de vacaciones. Ahí conocerá a Johnny Castle, uno de los bailarines del resort y del que se enamorará entre mambos y merengues.

(Recuerda que estoy hablando del musical en Londres. Por tanto, los actores,  actrices y demás no serán los mismos en la versión española)

Los papeles principales fueron interpretados por Katie Harland como Baby Houseman y Lewis Griffiths como Johnny Castle que a pesar de que, como en la película, no pegaban ni con cola, consiguieron transmitir esa misma química y pasión tanto por el baile como el uno por el otro encima del escenario. Además, físicamente se parecían a los actores originales de la película y eso fue un punto positivo para el musical.

En relación al resto del elenco habría que destacar el papel de Billy, el primo de Johnny, interpretado por Michael Kent que tenía una voz espectacular y que no te esperabas ya que en la película es un personaje que no canta ni baila.

También destacaría a Lizzie Ottley que interpretaba a Lisa Houseman, la hermana mayor de Baby, un personaje que estaba muy bien logrado y que encima, su voz al cantar era igual que la de la actriz original.

Por último, es necesario mencionar a una de las bailarinas que también cantó y que de hecho, era la voz de este musical. En la página oficial aparece Daniela Pobega, pero en la actuación que yo estoy reseñando no aparecía ella (y desafortunadamente no logré encontrar el nombre de la artista). La susodicha tenía una voz de infarto que me puso la carne de gallina y creo que con eso lo digo todo.

En cuanto al baile, ya que Dirty Dancing es un musical en el que predomina la danza (obviamente) Carlie Milner que hizo de Penny fue bestial. Es cierto que hubo un momento en el que su manera de bailar, concretamente en la escena en la que sonó la famosa canción Hungry Eyes, la vi muy forzada. La elegancia y los pasos tan limpios que tiene la actriz original en la película, se perdieron un poco en el musical y quedó demasiado brusco, pero por todo lo demás se apreció que era una buena bailarina.

En cuanto a la actuación en general de los personajes, todos y cada uno de ellos hicieron su papel a la perfección. En ningún momento pensé que no eran adecuados o creíbles. De todas maneras, me falló una cosa y es que la famosa parejita de abuelitos (los Schumacher) que aparece en la película, no supe distinguirla en el musical. Además, desde mi punto de vista no se apreciaba muy bien la diferencia entre el personaje del señor Schumacher y el de Max, el director del resort. Por suerte, es algo que se puede intuir por contexto y si conoces la historia, pero sí que es algo, especialmente lo de los Schumacher, que me chirrió un poco.

En cuanto a dirección, no soy una entendida al respecto, pero creo que Federico Bellone supo cómo hacer que sus actores y actrices transmitieran lo que todo el mundo espera ver y sentir al ver este musical. Además, la coreografía, tan importante en este caso, era calcada a la original, exceptuando algunos casos como la famosa escena que describe a la perfección lo que es Dirty Dancing y que no fue todo lo dirty que tendría que haber sido para mi gusto.

Algo que me sorprendió muchísimo en el musical de Dirty Dancing fue el decorado. Creo que fuee ideal para la obra y acompañó de una manera genial a los personajes. Además, los cambios de decorado para las diferentes escenas se hacía al momento, pero de una manera tan minuciosa y tan cuidada que no me esperaba para nada.

Jugaban mucho con la iluminación tanto para aprovechar el cambio de escena y de esta manera no hacían esperar a la audiencia cosa que se agradeció, como para que el espectador se centrara en unos personajes u otros dentro de una misma escena cuando éstos hablaban.

La escena del tronco y la de los portés en el agua apareció en el musical gracias a la utilización de pantallas y efectos de sonido. Es cierto que era imposible recrear por completo la escena en el agua en un escenario. Aun así lograron conseguir el efecto que la audiencia se esperaba.

La música era una de las cosas más importantes en el musical. Era música en directo y el juego con el volumen le daba el toque clave en cada escena. Las canciones no estaban cantadas por los mismos personajes a excepción de algunas añadidas (que personalmente no relacioné con la película) y otras como I’ve Had the Time of my Life que se cantó en directo, algo que lo hizo más especial todavía.

En relación al vestuario tengo mis críticas al respecto. El vestuario de Johnny Castle, Penny y Lisa Houseman estaba logradísimo. Era idéntico, a penas pude poner alguna pega. Ahora bien, el vestuario de la protagonista, a excepción del último vestido para la escena final y alguno más, dejó que desear.

La actriz no se cambió de outfit durante un buen rato (precisamente cuando estaba aprendiendo a bailar junto con Johnny y Penny), cosa que te hacía pensar que era la misma escena cuando no lo era. Llevaba una camiseta fucsia y unas bermudas vaqueras que no son las de la Baby original. Es entendible que un cambio de vestuario constante en este caso era imposible, pero podrían haber elegido una camiseta y un pantalón más acordes con la versión original y haber jugado con la ropa superpuesta o algo por el estilo para que fuera más fácil ese cambio de vestuario, aprovechando los cambios de iluminación, por ejemplo.

Dirty Dancing consiguió hacerme reír, emocionarme, recordar momentos y mover los pies por debajo del asiento. Me transmitió todo lo que esperaba sentir cuando decidí que tenía que ir sí o sí a ver unas de esas 30 actuaciones en Londres.

Es cierto que hacer de un clásico, un musical conlleva riesgos pero la puesta en escena, las canciones que tantas veces hemos bailado y/o cantado, las coreografías y las actuaciones de todos, especialmente de los protagonistas, fue inmejorable.

La gente estaba pendiente del musical en todo momento. Las mujeres chillaban enloquecidas y todos reímos cuando hubo que hacerlo. Yo tuve una sonrisa en la cara durante casi todo el musical, especialmente en el final y me levanté como todo el mundo para aplaudir al elenco y felicitarles por su gran trabajo.

Creo que Dirty Dancing no defraudará a nadie que vaya a verlo. Incluso si no has visto la película, te gustará.

Dirty Dancing es una película, es un musical que nunca pasa ni pasará de moda y gustará tanto a las generaciones pasadas como a las que están por venir.

[Sé que pone The Orchard Theatre, pero ese es el teatro donde lo hicieron anteriormente. El elenco que sale en este trailer es el que vi en el tour 2016]

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