#3 Buggy en Lanzarote: ¿Vale la Pena el Caprichito?
Mi tercer día en Lanzarote empezó sigilosamente. Me levanté bien temprano, mirando de lado a lado de la habitación por si había alguna cucaracha y… encontré una pequeña, muerta en el suelo.
Me dio un mini infarto, la rocié con insecticida (por si acaso) y me preparé para mi tercer día en la isla.
Ese día lo llamaremos el “día del caprichito”, y pronto entenderás por qué.
Un autocar, del cual inicialmente no me fiaba mucho porque la persona con la que hablaba por WhatsApp no me parecía de confianza por cómo escribía y se comunicaba, llegó a la hora acordada (bueno, un poquito más tarde porque en la isla viven a otro ritmo).
En el autocar ya había más personas, todas extranjeras, y cada vez que el conductor hacía una parada, subían más turistas.
Yo era la única española allí, pero no me importaba porque iba a hacer una de las cosas que más ilusión me hacía.
Después de ver la serie Bienvenidos a Edén, saber que se grababa en Lanzarote y que allí se podían conducir buggies, decidí contratar un tour desde Barcelona.
Sobre esta actividad, hay que decir que fue un capricho máximo y no volvería a hacerlo, a pesar de que me encantó. Básicamente, ya lo he hecho, no es barato y creo que con una vez en la vida es suficiente.
La empresa, por si a alguien le interesa, es LanzaBuggy Adventure (te hablo de ella un poco más a fondo en los 5 granos de café del mes de julio, aquí).
Al llegar, tuve que rellenar un formulario, mostrar mi carnet de conducir y mi DNI, y esperar a que llamasen a mi grupo.
Yo contraté el buggy automático, que es más caro, pero también hay buggies manuales. Curiosamente, la gran mayoría de personas que hacían el tour conmigo ese día eligieron el buggy automático. El «guía jefe» era muy carismático y tenía a todos los turistas cautivados. A su lado, tenía a dos chicos más que nos acompañarían durante el tour.
Si decides hacer una actividad como esta, debes tener claro que es un tour, pero no un tour turístico. Es decir, la actividad en buggy consiste en recorrer carreteras o caminos de tierra mientras ves el paisaje, los pueblos, los viñedos, pero no te explican nada en detalle, como sí lo hicieron en mi segundo día en Lanzarote.
Sin embargo, sí te dan una explicación cuando llegas a La Geria, la zona de viñedos, donde uno de los chicos del tour nos contó que lo que vemos en Lanzarote no son montañas, sino volcanes, y que hay 315 volcanes (aunque Internet no diga eso) y varios de ellos siguen activos (y esto, cuando lo escuchas, da bastante respeto).
Personalmente, pensaba que nos llevarían a zonas concretas de la isla y nos explicarían alguna cosa característica del lugar, pero no fue así. Así que si te animas a hacerlo, es importante saberlo.
Otra recomendación es que no vayas con ropa nueva, que aprecies y blanca… Vas a acabar lleno de arena, aunque no lo parezca, y no solo la ropa, te lo aseguro.
Aun así, si te gusta conducir, sentir el viento en tu cara, la adrenalina y la aventura… es una actividad que te gustará.
Al llegar al hotel, estaba muerta de cansancio y llena de arena, así que comí, me puse el bikini y me fui a la piscina a descansar.
Si te preguntas por qué no hice nada después, es porque, a pesar de que hay transporte público, el tiempo que tardas en llegar a tu destino es mucho mayor que en coche (obviamente). Así que, después de pensarlo durante unos días, descarté la opción de usar el transporte público de la isla antes de viajar a Lanzarote.
Lo bueno es que al día siguiente me entregaban el coche de alquiler y empezaba la aventura, totalmente en solitario, por la isla.
Continuará…